La espera finalmente terminó y Starz estrenó American Gods, la adaptación televisiva de la novela de Neil Gaiman. Y quién mejor para adaptar este libro tétrico, de fantasía urbana, que Bryan Fuller: creador de las series igualmente fantásticas como Pushing Daisies, la sombría Hannibal y la más parecida a esta, Dead Like Me, la cual combinaba aspectos tétricos sobrenaturales con humor negro. Así que decidimos, más que hacer una reseña, hacer un recap del episodio para divertirnos con el ambiente sombrío de la serie.
Tengan en cuenta que esto contiene SPOILERS así que, si no has visto el episodio, cierra la pestaña… ¡YA!
Lo primero que vemos es la secuencia de créditos, la cual parece que alguien, en pleno viaje de LSD, animó después de buscar mitología antigua en Wikipedia mientras buscaba otros artículos sobre cultura pop. Es tétrico, especialmente por la música, y mezcla estos universos (la religión y la cultura pop) tan distintos, pero hace parecer que son uno mismo, y de eso se trata toda la serie. Si las imágenes de un astronauta crucificado, Buda rodeado de pastillas, un ángel con lanzallamas y equipo militar no fueron pista suficiente, esta NO es una serie para niños ni para aquellos que se ofendan fácilmente.
Ahora sí, empezamos con un viaje al pasado (estos segmentos se llaman “Coming to America” o “Llegando a América” en el libro, y la serie los divide de la acción con el mismo título), los vikingos acaban de llegar a América y se encuentran con resistencia de los nativos.
La violencia en esta serie es tan exagerada que llega a ser cómica, lo cual no estoy seguro si es accidental o es una forma de aligerar el ambiente sombrío con un humor muy negro (dado el historial de los creadores y el autor, estoy dispuesto a apostar por lo segundo).
Así que los vikingos deciden huir del continente, pero ¿cómo pueden hacerlo si no hay viento para guiar sus velas? ¡Rezándole a su dios, por supuesto! Pero como están muy lejos de su hogar, están lejos de Odín, así que tienen que buscar la manera de llamar su atención.
Claro, le construyen una estatua y un altar y todo eso, pero como que no los oye muy bien. Así que, ¿Cómo llamar la atención de un dios de la guerra?
Su manera de invocar a Odín funciona y ahora los vikingos pueden decirle al nuevo continente: “¡Adiós! ¡Y púdrete!” sin fijarse en lo que dejaron en esta nueva tierra. Lo que nos lleva al presente… Shadow Moon (sí, así se llama, “Sombra Luna”) sigue en prisión, esperando el día en que lo dejen salir y pueda ver a su linda esposa Laura; quien, debemos decir, le dice “Cachorrito” a su marido. Desde aquí sabemos que los sueños de Shadow serán muy relevantes, ya que sueña con Laura diciéndole que lo ama y luego con la escena que le da título a este capítulo: El huerto de huesos; donde los árboles intentan abusar de él antes de abrirse y revelarle algo más siniestro.
¡Un árbol más grande!
En verdad, lo último que ve Shadow antes de despertar de su pesadilla es una cuerda para colgarlo del árbol. Se despierta justo a tiempo para jugar el peor juego de “Buenas noticias, malas noticias” de la serie; la buena noticia: ¡te vamos a soltar antes! La mala: Es porque tu esposa murió.
Y Shadow nunca deja de jugar el juego en el resto del capítulo; mala noticia: no te podemos cambiar tu vuelo; buena noticia: el vuelo está lleno así que ¡te vamos a pasar a primera clase! Al menos en el aeropuerto se acuerda de una historia que le contó su compañero en prisión; Shadow piensa que la moraleja es: no esperes que los comportamientos aceptados aquí adentro, sean aceptados afuera. Pero no, le dicen que la moraleja es: No te metas con esas perras de las aerolíneas.
Claro, después de él en la fila hay un señor británico que convence a la vendedora de darle un boleto de primera clase (porque su hijo normalmente se encarga de todo esto y le compra en primera clase y él no está aquí ahora y no sabe qué está pasando), pero por supuesto, cuando le toca al lado de él en el avión, se da cuenta que el señor oculta un secreto: ¡No es británico!
Entre otras cosas (más divertido porque Ian McShane sí es británico).
No, o al menos, no es todo lo que oculta el anciano; él es un viejo criminal especializado en engaños, y quiere contratar a Shadow para que lo siga un rato. Shadow le dice (con otras palabras) que se vaya al diablo, y que ya tiene un trabajo. El criminal (que ahora se presenta como Mr. Wednesday, como el día Miércoles) le dice que no, no lo tiene, y aquí es donde Shadow decide dormirse otra vez.
En su sueño, Shadow se ve en una cueva que lleva al mismo árbol que vio en el huerto de huesos, detrás del cual sale un búfalo con los ojos en llamas que le dice “Cree”.
Sabes que tienes problemas cuando…
Después de esto, Shadow renta un carro para conducir el resto del camino a su casa; se orilla a la mitad de la carretera, se baja del auto sólo para mirar el horizonte y, en un momento de catarsis para liberar todas sus frustraciones, suelta un grito a todo pulmón.
La verdad, no lo culpo.
Y con eso nos vamos a “Algún lugar en América” donde un hombre de la mediana edad se encuentra con su cita por internet, una mujer afroamericana que también parece estar en sus 40. Le asegura que es la primera vez que hace esto, por supuesto, y está muy nervioso; pero la cautivante y seductora mujer se lo lleva a su cuarto, donde prende velas y agresivamente se acuesta con él. Esta escena es bastante gráfica así que no podemos poner algún screenshot al respecto.
Así que disfruten la promocional.
Bilquis, nuestra encantadora mujer, le pide a su acompañante que la adore, que la trate como una diosa…y el señor accede, entrando en un trance en mitad del acto para llamarla por todos los títulos que él no debería saber. Lo próximo que sabemos, la mitad del señor está dentro de Bilquis; no, no es una metáfora, Bilquis se estaba comiendo al hombre con su vagina. Una vez que termina con su aperitivo, Bilquis se voltea a ver al espejo, donde se ve joven y hermosa. Dicen que las relaciones te chupan la vida, pero no creí que fuera tan literalmente…
Después de esta desviación en la trama; Shadow se detiene en un bar, sin dinero, pero todavía con rumbo, y por supuesto que Wednesday está ahí, otra vez ofreciéndole un trabajo. Cuando Shadow le dice que se vaya al diablo nuevamente, Wednesday le revela que el trabajo que estaba esperando en su hogar ya no existe; su mejor amigo y futuro jefe murió el mismo día que su esposa, así que no le queda de otra que tomar lo que le ofrece el viejo estafador.
Pero, por supuesto, primero tiene que hacer algo por él, Shadow se tiene que enfrentar en una pelea de bar con el Leprechaun más grande en existencia.
Y tan canadiense.
Si Shadow gana, Mad Sweeney (El Loco Sweeney) le enseñará a hacer un truco de moneda que implica sacarla del aire. Lo próximo que sabemos es que Shadow ganó la pelea, pero perdió el conocimiento (y, por lo mismo, no se acuerda si Sweeney le enseñó el truco con la moneda o no, fuera de la moneda de oro que le dejó como “recuerdo”).
Shadow se despierta para encontrarse en un automóvil en movimiento con Wednesday al volante, el estafador le va a prestar su auto para que vaya al funeral de su esposa. No le agrada que la supuesta mejor amiga de su esposa (y esposa de su mejor amigo) esté hablando mal de Laura durante el velorio, y ahí es cuando Audrey (dicha mejor amiga) se sorprende que nadie la haya dicho a Shadow: a Laura la encontraron en el accidente con el pene de su mejor amigo en la boca (literalmente, se lo arrancó cuando chocaron; dije que no era una serie para niños, ¿no?).
Esa noche en el cementerio, Shadow le reclama al cuerpo de Laura si llevaba mucho tiempo engañándolo y si sólo lo estaba usando, pero le deja un último regalo porque, al final, sí la amaba. Audrey aparece, borracha y alterada, y entre sus quejas a Shadow, ofrece en darle un favor sexual a él, ahí mismo frente al cuerpo de Laura, para devolvérselas a los fallecidos. Shadow la detiene y, mientras consuela a Audrey, ninguno de ellos nota el regalo de Shadow desapareciendo en la tierra.
Esto no va a ser relevante en un futuro, no, para nada…
Una vez que Audrey se va, Shadow es secuestrado por un hípster en una limosina y sus secuaces sin cara. Los secuaces, por supuesto, no hablan, no tienen cara; pero el hípster a veces habla como si estuviera del otro lado de una pantalla, y le hace un montón de preguntas a las que Shadow no tiene respuesta.
No bromeaba con lo de hípster en limosina, por cierto.
No es que Shadow se esté resistiendo, realmente no sabe nada sobre lo que está pasando. Tampoco es como que le importe, pero es algo que sí le importa al chico tecnológico. Cuando este se da cuenta que no le va a sacar nada a Shadow, decide sacarlo de su limo y que sus ayudantes lo maten; a media paliza, los matones sin cara empiezan a explotar sin razón aparente, en el Deus Ex Machina más acertado del episodio; alguien salvó a Shadow, pero no sabremos quién hasta la siguiente semana.
No para aquellos de estómago débil.
El episodio no es lento, pero podría resultar pesado y chocante para gente que no conozca el trabajo de los creadores. Si a veces no sabes qué pasa, no te preocupes, Shadow tampoco. La serie tiene sus diferencias con el libro, claro (en él, Bilquis es una prostituta y se “come” a un cliente) pero entendemos que esta es una adaptación y los cambios que existen son aprobados por el mismo autor. Dentro de todo, “El huerto de Huesos” se lleva 4 Bilquis de 5.
Imágenes: Starz Entertainment